El frío acelera la deshidratación de la piel, por lo que el invierno exige unos cuidados adicionales, y de manera especial para las personas con vitíligo.
En el caso de los pacientes con vitíligo es importante extremar la hidratación, tanto externa (con la aplicación frecuente de cremas hidratantes, corporales y faciales) como interna (a través de la ingestión de líquidos; se recomienda beber alrededor de 2,5 litros de agua al día).
Otro de los cuidados dirigidos a combatir la deshidratación de la piel, que se acentúa en invierno por la descompensación de la temperatura corporal, es el empleo de jabones y productos de higiene con PH neutro, menos agresivos para la piel.
Otro de los cuidados que no hay que olvidar en invierno es la protección solar, sobre todo si se realizan deportes al aire libre y, especialmente, si éstos se desarrollan en la nieve. Las personas con vitíligo han de emplear un factor de protección de 30 o más, aplicarlo media hora antes de la exposición solar y renovar su aplicación cada dos horas.
En invierno, como en el resto del año, hay que mantener también una alimentación adecuada (rica en antioxidantes y vitaminas), practicar algún deporte de forma regular y evitar las situaciones de estrés.